martes, 14 de agosto de 2012

Un sistema educativo perfecto para la corrupción


GINO RAÚL DE GASPERÍN GASPERÍN - SÁBADO, AGOSTO 06, 2011. LA JORNADA (VERACRUZ)

Hace algunos años escribí un artículo en el que sostenía –contra viento y marea, para emplear ese hermoso refrán– que de ninguna manera debe afirmarse que el sistema educativo mexicano es un fracaso sino exactamente todo lo contrario: para mí es un rotundo éxito, está perfectamente diseñado, da extraordinarios frutos y solamente a los utopistas se les ocurre que debe ser modificado por “algo mejor”. 

Claro que más de uno sospechó de mí y pensó que yo justificaba al sistema porque ya me habían llegado a ese precio que, sostienen los hiperrealistas o cínicos, todos tenemos y, más todavía, como dice otro refrán, los “incorruptibles”. (A propósito de esa corruptibilidad, un eminente cura me platicó que un día un señor se le acercó y le dijo: “oiga, padre, ¿de verdad es usted honrado?” Y él le contestó: “Mira, hijo, digamos que sí, soy honrado; pero sólo honrado, porque honrado-honrado…”)

Para afirmar que el sistema educativo es perfecto, simplemente me baso en los resultados:

1) Nuestro país tiene un enorme índice de analfabetas: más de 6 millones de personas. Esta es una reserva infalible a la hora de las elecciones y garantizan muchos votos. Veracruz destaca en ese rubro, junto con Ciudad Nezahualcóyotl (Distrito Federal), Oaxaca, Chiapas, Tabasco, etc.

2) Más de 34 millones de mexicanos tiene “rezago educativo”, y sus votos representan el definitivo éxito en cualquier elección debidamente “planeada” y “organizada”… ¿Sabe usted lo que esto significa? Por supuesto que sí.

3) Los maestros –mayoritariamente normalistas, y más los rurales– ejercen un liderazgo social y un activismo político que es necesario “organizar”, “conducir”, “orientar” a fin de que contribuyan “en la construcción del orden y la estabilidad política de la sociedad (...) El servicio educativo fue (es) utilizado por el Estado y por el partido oficial como ‘mercancía intercambiable por lealtad política” (Gilberto Guevara Niebla: Nexos 401, Mayo 2011), y para ello se les asoció a un sindicato liderado por X que garantizó, además del efecto estabilizador, otro buen rimero de votos para el sistema: los propios y los inducidos por ellos. A cambio, plaza garantizada de por vida y carguitos públicos, e impunidad para la tal X. El resultado fue positivo para el sistema y a las pruebas me remito.

4) El sistema educativo nacional es “aséptico”, no se inspira en ningún sistema extranacional, “carece de orientación pedagógica específica y explícita” (Guevara, ibid.), pues “los mexicanos no tenemos que copiar a nadie ni importar ideologías extrañas a nuestra idiosincrasia”, etc., etc., retórica que escuchamos en cualquier reunión de maestros. ¿En qué se inspira, entonces? ¡Pues en nuestro y sólo nuestro glorioso artículo 3 y punto!, que a la letra dice: la educación “luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios (...) Evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos”. Claro, servidumbres, fanatismos, prejuicios y privilegios “extranjeros”, porque tenemos los propios y con ellos nos basta y estamos sacios. Y por esos mismos rumbos se establece, y los niños aprenden y repiten so riesgo de reprobar, que nuestro país es “republicano, representativo, democrático y federal”; que tiene tres poderes “autónomos”: ejecutivo, legislativo y judicial; que los gobiernos estatales y municipales son libres, que los diputados y senadores son “representantes populares”, que son semidioses y que pueden decidir sin consultar a ningún paisano, pues desde el momento en que los eligieron, son ya voz y voluntad nuestras per secula, según dijo un funcionario del estado. Todo esto garantizado por el sistema educativo que reproduce perfectamente el modelo.

5) Y remato con unos datos obtenidos de la Encuesta Nacional sobre Creencias, Actitudes y Valores entre Maestros y Padres de Familia (Nexos 401): el 54 por ciento de los padres de familia dicen estar total o bastante satisfechos con la educación que reciben sus hijos… ¡En serio, eso dijeron! En cuanto a los maestros, el 36 por ciento dice que, si hay deficiencia, se debe a “la apatía e indiferencia” de los papás, el 47 por ciento dice que su sindicato está muy bien, bien o, al menos, regular, y el 27 por ciento dice que su líder está manejando regular, bien o muy bien los asuntos de la educación en el país…

Y el sistema sigue triunfante, reproduciéndose como conejo en primavera. Ahora, ¿está usted de acuerdo conmigo en que el sistema educativo nuestro es perfecto o todavía lo duda? Porque hay más datos. LA JORNADA (VERACRUZ).

*Academia Mexicana de la Educación

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