LEOPOLDO GAVITO NANSON. LA JORNADA (VERACRUZ).
En
2008 la periodista Carmen ARISTEGUI era la titular del noticiero
matutino que se transmitía por W Radio en la que Televisa está asociada
con el grupo español Prisa, empresa española dueña del diario El País y
tiene una muy fuerte presencia multidimensional en los mercados
latinoamericanos, sean de habla española o portuguesa.
La línea
editorial de la periodista ha sido fundamentalmente crítica a las
prácticas MONOPÓLICAS de la televisora, y así lo fueron cuando
transmitía su noticiero desde W Radio. En aquella época al autor le
pareció verosímil la explicación de la salida de ARISTEGUI como una
suerte de moneda de cambio para proteger los intereses en México de
Prisa dado que su editorial Santillana tenía y tiene contratos varias
veces millonarios con el gobierno mexicano para la impresión de millones
de libros de texto. La idea no pasó de un comentario en una carta
escrita a la revista Emeequis.
Saltó esto a la memoria por la
entrevista que los periodistas Luis Prados y Salvador Camarena de El
País publicaron en la edición del sábado pasado, en la que Felipe
Calderón afirma que no tiene temor de ser llevado al tribunal de La
Haya. La entrevista no tiene desperdicio y su contenido merece
consideración aparte.
Pero el domingo, justo cuando en México la
sociedad civil –campesinos, obreros, organizaciones sindicales y
gremiales, estudiantes, maestros– integraban un frente para acuerpar la
búsqueda jurídica por la invalidez de la elección presidencial en el
significativo San Salvador Atenco, escenario de la represión ordenada
por Peña Nieto y símbolo de su estilo de gobernar, el periódico El País
dedicó su editorial a calificar la resistencia a la imposición
encabezada por Andrés Manuel López Obrador.
Colonialistas sin
pudor, como suelen ser banqueros y nuevos empresarios españoles en este
país, califican a López Obrador de ser un lastre y de mal perdedor.
Insidioso, el diario parece dirigirse a esa clase media
semidesparasitada y con pretensiones intelectuales que regateaban su
apoyo a López Obrador y deslizan que parece llegado el momento de
preguntarse si conviene tener como líder a “un hombre dos veces
derrotado” cuando desde hace seis años es ésa, precisamente, la causa
del descontento: que López Obrador ganó pese a la inducción masiva del
miedo entonces y, ahora, a la compra de millones votos en las vastas
zonas de pobreza extrema en el país, además de las sofisticadas formas
de financiación paralela.
Lo que explica entre otras cosas la
absurda por atípica afluencia de hasta 80 por ciento de votación
efectiva en zonas campesinas marginadas a lo largo y ancho del
territorio. Alevoso, el diario español cuestiona en su editorial que
López Obrador no haya impugnado también las elecciones para el Congreso.
La respuesta es simple, porque la operación fraudulenta se concentró
únicamente en la elección para la presidencia. El voto diferenciado y
un Congreso dividido es manejable en los sustantivo mientras exista la
simbiosis PRI-AN.
Cuando se habla de oligocracia pareciera que se
alude a una abstracción. Es equivocado. El grupo Prisa y sus muy
fuertes intereses en la edición de libros de texto; la banca española en
México que con altísimas tasas de interés son la fuente principal de
ganancias de sus matrices en España; la empresa Preneal generadora
española de energía eólica en Oaxaca y que vende casualmente
electricidad al grupo SORIANA.
Grandes empresas como Iberdrola,
Gamesa y Acciona también generadores españoles de electricidad eólica
con millonarias inversiones en el país; la automotriz Seat, filial
ibérica de Volkswagen. Solamente entre Argentina, Brasil, Chile y México
las empresas españolas suman 80 mil millones de dólares en inversiones.
Punto menos que 90 por ciento de lo invertido en el continente. El 60
por ciento de esa cantidad está concentrada en servicios financieros
(banca), telecomunicaciones y energía.
Es en los últimos 20 años
que llegaron los grandes corporativos españoles. Destacan Gas Natural,
Movistar, Seat, Iberdrola (energía eólica), BBVA Bancomer y Santander.
La
dimensión de los intereses de los capitales ibéricos en México es
descomunal. Basta decir que México es la principal fuente de ganancias
de las instituciones bancarias españolas, ganancias que varias veces
mayores a las que obtienen en su país sede; 50 mil millones de pesos en
2011. “¡Viva México!”, cabeceó hace poco el diario español Cinco Días
especializado en finanzas por el desempeño del “buen negocio” que ha
representado la banca mexicana para la ahora depauperada banca hispana
que, por lo demás, también está amenazada por los papeles financieros
colocados en la Comunidad Europea.
Además de la Televisa de
Azcárraga y su socia por la mitad del día TV Azteca de Salinas Pliego,
los panaderos conspiradores Sertvije y demás oligarcas aborígenes, están
los intereses de las empresas ibéricas, las mineras canadienses,
petroleras y gaseras norteamericanas a los que el gobierno de Felipe
Calderón ha enajenado el país. LA JORNADA (VERACRUZ).
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