martes, 14 de agosto de 2012

¡Muerte a la inteligencia en Veracruz!


GINO RAÚL DE GASPERÍN GASPERÍN - VIERNES, AGOSTO 10, 2012. LA JORNADA (VERACRUZ)

Leo en un correo algunos de los reajustes que el nuevo presidente socialista de Francia ha hecho en escasos dos meses para obtener más recursos económicos y destinarlos a la ciencia, la cultura y la investigación en su país.

Francia no es un país con problemas económicos y, junto con Alemania, representan la mancuerna dorada que está salvando a la eurozona de una quiebra y de un fracaso que sumiría al mundo en una crisis sin precedentes. Van unos datos tomados con las debidas reservas de ese correo recibido:

1) Subastó todos los autos oficiales y los “vehículos de empresa” y cada funcionario viaja en su auto propio: unos 5 mil 700 millones de pesos ahorrados y, para estos días, está creando 175 institutos de investigación y contratando a 2 mil 560 jóvenes científicos desempleados.

2) Redujo en 25 por ciento los sueldos de los funcionarios públicos, 32 por ciento a diputados y 40 por ciento a funcionarios estatales de alto nivel.

3) Eliminó los cuantiosos subsidios oficiales a las iglesias: ahorro de 38 millones de pesos. Creará 4 mil 500 jardines de niños y 3 mil 700 primarias.

4) 75 por ciento de aumento a los impuestos a los ricos que ganan más de 5 millones de euros al año. Con ese dinero contrató a casi 6 mil licenciados (¡no abogados!), que estaban desempleados, como maestros de primaria.

5) Cero impuestos a quien abra una librería y contrate a dos desempleados.

6) Cero subsidio a revistas, periódicos y fundaciones sospechosas.
Como se ve, el presidente francés no es ni un demagogo ni un estúpido ignorante que no sabe lo que es tener en sus manos el poder de guiar o derrumbar una nación. Lo vi en los actos conmemorativos de la Revolución Francesa: sin darse aires de grandeza y sin asumir actitudes de marajá, saludó a la gente, se fotografió con quien quiso, firmó autógrafos y fue a atender a un paracaidista que sufrió una lesión al caer justo enfrente del presídium oficial. Pero más allá de estos actos, que bien pueden ser hechos con sencillez o con demagogia, lo importante es la concepción que un gobernante tiene de lo que urge a su país: cultura, ciencia, educación, tecnología. Y no hablamos de un país sumido en la selva ecuatoriana ni en
la sabana africana. Hablamos de un país con una de las economías más fuertes del mundo, con una cultura, una educación, una mentalidad, un respeto al orden y a las leyes, que envidiamos sinceramente.

El presidente francés está a años luz de nosotros. Si nos lo prestaran un mes, al menos, quizá nos sacudiríamos a una sarta de funcionarios políticos y educativos que no saben ni dónde tienen la cabeza. Por ejemplo, me imagino que sacudiría esas instituciones destinadas al otorgamiento de becas, como el Conacyt, que están regenteadas por políticos y al servicio de los políticos. A ellos, la inteligencia mexicana les importa un bledo. Otorgan y niegan becas con criterios oscuros y tontos. Por ejemplo: califican a un solicitante por la pertinencia de la carrera y la calidad de la institución en donde cursó sus estudios.

Como si el alumno fuera responsable de la mediocridad de su institución, y más en el caso de las universidades públicas. Por ejemplo, un solicitante de beca de la UV está materialmente perdido: su carrera merece 2 o 3, y con esto ya lo partieron por mitad. Otro criterio, digamos eufemísticamente, inapropiado, es no conceder una beca para estudios en el extranjero si esa carrera o especialidad la ofrece alguna universidad del propio país, aunque sea una universidad patito, refundida en lo intrincado de un cerro o a mitad del desierto o en una ciudad arrasada por la violencia.

O ahí está la Universidad Popular o el Instituto Clavijero. Y no hay becas para licenciaturas, dos o tres para maestrías y un escuálido número para doctorados. Y rómpete el alma estudiando, y llena formularios, y pide cartas de apoyo y referencias y avales, y saca el pasaporte, y compra la visa, y paga el Toefl y comprueba que tus padres no tienen los 20 o 30 mil pesos mensuales que te cuesta tu carrera, y que de veras quieres a tu país y que en verdad regresarás a él para recompensar lo que miserablemente te dio.

A esas instituciones, incluyendo a las mismas universidades, les vale un comino la inteligencia mexicana y los ideales generosos y altruistas de sus jóvenes. Les cierran las puertas y les rompen sus sueños. Las becas son para los “niños bien” del Tec, para los hijos de senadores, diputados, gobernadores y demás, que quieren ir a “estudiar el idioma” a Francia o a Rusia o a Singapur, para los periodistas venales, para los “operadores electorales”, para quienes pegaron carteles y repartieron tarjetas de supermercados en la campaña, para los “porros”, para quienes votaron para tu reelección como rector, para quienes firmaron la adhesión a tu “magno proyecto universitario”, para quienes vaciaron la bodega de propaganda política, etcétera, etcétera.
Y sin remedio y sin futuro. Francia tiene un gobernante visionario, nosotros tenemos gobiernos que niegan recursos a los jóvenes mexicanos que ahora deben gritar en las calles su disconformidad o llorar en silencio su rabia y sus sueños hechos pedazos.

*Academia Mexicana de la Educación

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