lunes, 10 de septiembre de 2012

México vive un retroceso social; minimizan el trabajo de las mujeres, asegura investigadora universitaria


EN MÉXICO SIGUE LA IDEA DE QUE LA MUJER ES LA QUE DEBE QUEDARSE EN CASA Y NO INCURSIONAR EN LA VIDA POLÍTICA, REFIRIÓ LA INVESTIGADORA DRA. LAURA TRUJILLO, DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHAPINGO.

FERNANDO INÉS CARMONA - DOMINGO, SEPTIEMBRE 09, 2012 LA JORNADA (VERACRUZ).

Orizaba, Ver.- En pleno siglo XXI la segregación femenina cobra aún más fuerza, pues las costumbres mexicanas malven a las mujeres que incursionan en la actividad política, pero aplauden la infidelidad masculina, con lo que en México vivimos en un retroceso social en donde se presiona a la mujer pero no se le respeta por su doble actividad profesionistas y ama de casa, consideró Laura Trujillo, investigadora de la Universidad Autónoma de Chapingo.

Reclamó que los espacios políticos no deben ser llenados por mujeres sólo para cumplir la cuota de género, “sino que debe ser para demostrar la preparación y capacidad para desarrollar actividades al 100 por ciento”.

“La mujer debe participar verdaderamente porque se aplican leyes y reconocimientos y deben haber las mismas oportunidades para hombres y
mujeres. Estamos pensando que hombres y mujeres son iguales, y no es así, la sociedad no los hace iguales”.

Refirió que el fenómeno se registra desde el campo y la ciudad, “no importa la diferencia, la mujer es la responsable de que el hogar funcione pero la sociedad no le da las posibilidades reales de guarderías, asistencia, escuelas de tiempo completo para sus hijos, entonces ella tienen que cumplir con todo eso y eso todavía las pone por encima en su rol como ser humano”.

En México, explicó, “se registra como un retroceso social, se presiona mucho a la mujer, sin embargo desde la misma sociedad no le brinda su espacio, ni el respeto que merece por su doble esfuerzo”.
Es un hecho que en México, apuntó, “las mujeres discuten su vida en la casa, en la cocina, sigue la idea de que ella debe quedarse en su casa, gozar a sus hijos, cuidarlos, educarlos, verlos crecer; es decir, hay una mayor desigualdad para la mujer ahora que se pide que todos seamos iguales”.

Socialmente, estimó, “las mujeres y hombres no somos iguales, no tenemos la misma vida cotidiana, no hay una equidad de género”.

Un ejemplo de estas condiciones, mencionó, es el hecho de que son pocas las mujeres que incursionan en la vida política del país y que triunfan, “el resto son grises; las que destacan casi siempre las tachan de locas, de malas, que dicen tonterías, y es un hecho que una mujer fuerte suele ser menospreciada”.
Las muestras de ello, señaló, son Beatriz Paredes, Elba Esther Gordillo, Rosario Robles, “y si tienen un amante es que son locas, pero si un hombre tiene 20 amantes mujeres u hombres es normal, ellos no pierden nada políticamente, y ellas pierden su familia, su casa, el respeto social”.

Las mujeres, agregó, tienen que demostrar que son buenas esposas y madres para ser respetadas en la política y con los electores, pero con un hombre no piensan si es buen hombre o padre, ahí sí ven al político. Estas son grandes condiciones de desigualdad y si el reconocimiento de igualdad no viene desde las autoridades y los ciudadanos, no habrá equidad de género. La mujer tiene que ir a comer, cenar, convivir con los políticos y por desgracia hay esposos que lo ven mal, que ella vaya con hombres o a horas de la noche porque discuten algo, y por tanto ellas no pueden siempre cumplir esos 
parámetros en que se desarrolla la política”.

La historia de la sociedad mexicana, indicó, “nos dice que la familia no siempre está dispuesta a cambiar su vida cotidiana de esposa y madre por la política. Ella entonces entra en una disyuntiva entre escoger su familia o la política”. La Jornada (Veracruz).

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