jueves, 6 de septiembre de 2012

El rector y el intangible y espiritual ¿progreso? de la Universidad Veracruzana


TULIO MORENO ALVARADO - MIÉRCOLES, SEPTIEMBRE 05, 2012. LA JORNADA (VERACRUZ).

Sin dudas, la autocomplacencia y el cómodo hábito de mirar en el espejo los supuestos logros y progresos –que lleva de forma natural como contraparte ignorar los errores, las deficiencias y las equivocaciones– generan un tóxico ambiente de simulaciones que de suyo son apabulladas por la terca realidad.

Suele sucederle a todos sin excepción, pero parece una costumbre cada vez más arraigada en quienes detentan alguna responsabilidad pública, en particular cuando va de por medio la disposición de grandes cantidades de dinero público y de responsabilidades sociales.

Por desgracia, y no es fácil alegrarse de ello, la situación por la que atraviesa la Universidad Veracruzana 
(UV) desde su entrada a la era de la autonomía es un infortunio colectivo en verdad lamentable porque sus elevados costos los paga la sociedad entera. No sólo estamos hablando de alumnos descontentos por la imposición de modelos educativos de “vanguardia” que han demostrado ser un gran fracaso –basta preguntarle a cualquier estudiante su opinión sobre los resultados del MEIF– sino el desplome de los estándares académicos comparativos a nivel nacional de la institución que dirige Raúl Arias Lovillo con otras universidades, inclusive con aquellas con menor presupuesto.

Del estado de las instalaciones tampoco hay mucho de qué alegrarse ni tampoco de las aportaciones de la UV a la sociedad veracruzana, que no sea su obligación de formar profesionistas al por mayor, descuidando la calidad para privilegiar una mal y deficientemente planeada masificación. Por otro lado son innumerables los casos del descuido en que se hallan los edificios, los servicios sanitarios y ni se diga de las aulas y el mobiliario. Puede resultar ocioso recitar una larga retahíla que al parecer no lograría nada pues este aspecto no parece hallarse en la mirada de los mandamases universitarios.

Otros aspectos más oscuros como el uso del escasísimo dinero para la educación dispuesto en charola de plata para subsidiar un negocio que huele mal, como es el caso del equipo profesional de baloncesto de los Halcones Rojos, cuya suma aplicada en cuatro años es el equivalente a 10 por ciento del total de cualquier presupuesto anual universitario, si tomamos como ejemplo que el de 2007 fue de 2 mil 716 millones de pesos; los enormes baches financieros que se dan en la Dirección de Obras Públicas o el extraño manejo del servicio médico universitario, por citar alguno de los muchos ejemplos del desaseo en que el grupo al que sirve Arias Lovillo ha hecho –como si se tratara de un patrimonio económico y capital humano privado– del importantísimo bien que pertenece al pueblo veracruzano.

Así se comprende entonces por qué el rector definió como su mejor éxito haber logrado lo que llamó la mayor victoria moral de los universitarios: “la conquista de la libertad, la deliberación colegiada y la consolidación de la autonomía universitaria”. Este es el resultado intangible más entrañable, el más
universitario de nuestros años como rector: el aire de libertad y de respeto que cubre los campus de la Universidad Veracruzana”.

En consecuencia, en ese aire de libertad (¿para decidir quién será su sucesor?), se entiende el tono festivo, megalómano y gozoso del último informe de la extensión del rectorado iniciado por Víctor Arredondo en 1997 y heredado a su pupilo Raúl. Esto no barrunta nada nuevo que no sea el intento, vía el cónclave de Notables de la Junta, de tratar de perpetuar un uso discrecional del erario que lleva como resultado la continuación del estado de postración y atraso en que la pandilla de Lomas del Estadio ha metido a la más importante instancia de educación superior de Veracruz.

OFICIO DE CÍNICOS.

Si se avanza sin progresar y sin transformar, ¿hacía dónde se avanza? ¿Cuenta la UV con un modelo de evaluación institucional, que vaya más allá de las cifras alegres? Sin autoevaluación se camina a la deriva o será que el modelito del 97 ya se agotó. Pero eso ya le tocará a otros. La Jornada (Veracruz).
Cortesía: Seccional universitario de la UV, campus ORIZABA.

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