LEOPOLDO GAVITO NANSON - MARTES, JULIO 03, 2012. LA JORNADA (VERACRUZ).
La
anunciada –por meses– victoria del PRI evidencia por lo pronto la
profunda decepción causada por el PAN como gobierno nacional. Incapaces y
desinteresados por concretar la auténtica transición democrática, los
panistas se abocaron durante 12 años a minar los escasos acuerdos
básicos que han permitido la sobrevivencia de México como país. Sea por
la frivolidad de un alto vacío con botas, por la incapacidad integral de
un escalador oportunista e impasible, o por las insuficiencias e
ineficiencias de un remedo de propuesta que sólo alcanzó a articular y
la derecha católica y neoliberal incumplió integralmente con las
expectativas y reclamos de la verdadera democratización.
El
mosaico polivalente de la izquierda, fuera de López Obrador y Morena,
parece haberse negado a configurar una alternativa creíble. Una campaña
extraordinariamente precaria en recursos levantó –con todo– basada en un
único activo: Andrés Manuel López Obrador.
La posibilidad de que
la nación fuera gobernada por un equipo de los mejores hombres y
mujeres parece alejarse dados los resultados preliminares.
La
explicación no pasa por la actuación de IFE sino por el de la brutal
inequidad del proceso que, por lo demás, se remonta a casi cinco años
atrás, cuando Televisa inició el diseño y elaboración y colocación en el
mercado de un producto: el candidato Enrique Peña Nieto. Todo esto es
una verdad no sólo evidente sino probada nacional e internacionalmente.
Queda
por evaluar la tremenda variable de la inequidad del proceso en un país
en el que desde hace casi seis años se mata a una persona cada media
hora como consecuencia de una guerra conducida con abrumadora
incompetencia.
Un proceso electoral claramente inequitativo que
deja hasta ahora en el aire y en capilla las denuncias del reparto
masivo de tarjetas de consumo prepagadas, la oscura actuación de un
banco para transferir fondos a un proveedor de servicios televisivos en Estados Unidos y acciones masivas de compra y coacción del voto.
Que
la compra y coacción del voto sea no sólo posible sino efectiva, así
como el aprovechamiento de las muy añejas relaciones clientelares de la
estructura partidaria priísta con millones de mexicanos, tanto en
pobreza como clase medieros, revela la tremenda debilidad sistémica de
México. Un sistema educativo de bajo perfil y rehén de un sindicado ya
es de suyo tóxico para la formación de capital humano, del que somos
escasos. Pero esa escasez de capital humano lleva a otro déficit de
mayor impacto aún: la casi total ausencia de capital social.
Hay
algunas organizaciones no gubernamentales que se han consolidado con
agendas específicas que han logrado modificar realidades, pero las ONG
no rara vez trascienden los límites de sus propias agendas. Ejemplo
claro de ello es Greenpeace, que ha sido capaz de hacer visible y luego
presionar para su cancelación un proyecto turístico en el Golfo de
Cortés (Cabo Pulmo), pero que no ha sido capaz de incorporar a su agenda
de denuncias y presiones la presencia depredadora de las mineras
extranjeras a cielo abierto.
El capital social mexicano es tenue y
harto disperso. Sin embargo, justo en el contexto del proceso electoral
surgió el movimiento universitario #YoSoy132 que puso con atinada
precisión la verdadera debilidad sistémica del proceso electoral: el
papel determinante de las televisoras. Los universitarios organizados
son los únicos que han sido capaces de poner nombre y apellidos a los
factores y las dinámicas que distorsionan casi todos los procesos de
convivencia social, especialmente éste de renovación política. Su
incorporación en el escenario nacional los hace la más clara expresión
de que el país ha sido capaz –pese a todo– y providencialmente de crear
capital social suficiente para incidir en la realidad.
Lo que
suceda en adelante está por verse, pero no parece probable que el
desaliento, el desencanto y la frustración sean variables que determinen
la reacción organizativa de los universitarios. A ellos la sociedad les
debe por lo pronto la capacidad de precisión conceptual y el ejemplo
organizativo para poner el dedo en la llaga. Ejemplo de ello es el
comunicado de prensa del movimiento #YoSoy132 publicado ayer en el
portal YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=6iB4gHq6n2A). Denuncian
los jóvenes irregularidades a lo largo de toda la jornada electoral;
#YoSoy132 recibió, documentó y monitoreó en sus propias palabras, un
gran número de anomalías, delitos electorales y hechos violentos. La
sociedad civil respondió a la convocatoria del movimiento. En no pocas
ocasiones los observadores del movimiento fueron víctimas de violencia y
claro hostigamiento frente a los cuales las autoridades electorales
optaron por el silencio.
Sistemáticos, los jóvenes organizaron
las denuncias recibidas en: 1.- Hechos violentos; 2.- Delitos
electorales; 3.- Irregularidades en el funcionamiento de las casillas, y
4.- Amenazas a la sociedad que participaba en la observación y
vigilancia del proceso.
Acusan los jóvenes con todas sus letras
que las autoridades no garantizaron la legalidad ni respondieron a las
denuncias presentadas a lo largo de toda la jornada. Concluyen, pues, en
que la jornada no estuvo exenta de irregularidades y que
definitivamente no se desarrolló en el ambiente de paz y legalidad
necesario para garantizar el voto libre y razonado. Los jóvenes rechazan
enérgicamente la imposición de un candidato y denuncian la persistencia
de prácticas antidemocráticas. Por iniciativa de los jóvenes ha
empezado un proceso de análisis crítico y socializado de los procesos
electorales. Convocar a la sociedad a la participación activa del
ejercicio conlleva en los hechos una actitud de rebeldía. La resistencia
civil germinal que simplemente ni concluye con el cierre de las
casillas ni con el conteo de votos. Hay razones para entender que
empieza la resistencia civil pacífica.
Estamos en el umbral de la articulación de las muchas manifestaciones de inconformidad de una sociedad largamente agraviada.
No
poca cosa si se piensa que en el concepto entran desde las madres de
las muchas mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, las víctimas de Atenco,
Aguas Blancas, Acteal, Zongolica, Oaxaca, Chiapas, Guerrero; las
cantidades obscenas y morbosas de muertos en este malhadado y calamitoso
gobierno, la precipitación de toda idea de bienestar, el
desmantelamiento de la economía nacional, desde la agricultura hasta la
industria petrolera, y el ofensivo desprecio de las políticas criollas
para los pueblos y naciones indígenas. Estamos por atestiguar la acción
de solidaridad y responsabilidad sociales en concreto. Todo los demás
está por verse.
FUENTE: LA JORNADA (VERACRUZ).
*LEA DIARIAMENTE UN PERIODICO COMO “LA JORNADA”, .AYUDA HA EVITAR EL AZHAIMER.
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