domingo, 13 de enero de 2013

NO AL TELEFÉRICO POBLANO


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*NUNCA SE CONSULTÓ AL CIUDADANO
*EL CABILDO ACTUÓ AL MARGEN DE LA LEY ORGÁNICA MUNICIPAL
*SIN LICENCIAS DEL INAH SE HACEN LAS OBRAS

Esta semana nuevamente se desató la polémica en los principales medios de comunicación por un tema que involucra al gobierno del estado y una de sus obras significativas. El famoso teleférico, que se suponía causaría euforia entre los poblanos, y un activo para explotar en el próximo proceso electoral (julio 2013), al final terminó por convertirse en un dolor de cabeza para el gobernador.

¿Necesita Puebla un teleférico? ¿A quién beneficiaría la obra?, ¿los hoteleros, restauranteros los beneficiarios?, ¿dinero público para beneficios privados?, ¿Por qué generó tanta polémica? ¿Cuál es el fondo del asunto?, ¿no tiene ningún beneficio social?, ¿En qué va a terminar todo esto? Veamos.
Por principio de cuentas, habría que señalar que todo proyecto que detone la actividad comercial, turística y social de la entidad es un buen proyecto, siempre y cuando se haga con planeación y conforme a la ley, es decir, no basta con que sea atractivo sino que no afecte a terceras personas, y mucho menos a la ciudad. En todo momento debe justificar el beneficio social ciudadano, no solo obra para mercantilizar la ciudad.

Ése fue justamente el problema del teleférico: que sus autores 0 no calcularon (o quizás no les importó consultar la ciudadanía) que con su instalación se afectaría al patrimonio histórico de la ciudad, algo simplemente inaceptable.

El día de ayer, el Dr. en Derecho Público Arturo Rueda señalaba que “la historia no debe ser estática, sino productiva”, haciendo referencia a que los monumentos históricos deben aprovecharse como atractivo turístico, lo cual nadie en su sano juicio podría refutar. Lo que no se puede permitir es que, so pretexto de “darle supuesta modernidad” a la ciudad, se dañe su patrimonio edificado de la época colonial, máxime cuando no se trate de algo prioritario para los ciudadanos y cuando existen múltiples necesidades y desempleo.

Es decir, las únicas razones para alterar un monumento histórico es cuando su estructura requiera rehabilitación, o bien cuando ponga en riesgo la integridad de la población (cuando corra el riesgo de desplomarse, pues). Y la instalación del teleférico no se enmarca en ninguno de los dos supuestos sugeridos.

¿Era prioritario el teleférico para Puebla? No. Es algo llamativo pero no algo necesario para la ciudadanía. Es un gasto inútil. Bien se pudo haber construido en otro punto que no afectara el patrimonio de los poblanos, o bien pudo NO construirse y no pasaba absolutamente nada. Puebla no iba a dejar de ser atractiva al no contar con un teleférico de metal.

Aunado a ello, el hoy gobernador no tenía proyectado construir un teleférico a lo largo de su administración, prueba de ello es que durante su campaña no hizo referencia alguna a tal proyecto, lo cual hace pensar que fue una ocurrencia. Lo mismo pasa con el actual presidente municipal, no estaba en su programa de campaña electoral, mucho menos en el PLAN MUNICIPAL DE DESARROLLO. Por tanto, no era obligado hacerlo ni el cabildo aprobarlo. Es un gasto fuera de presupuesto formal (legal).

Ahora bien, si no era algo prioritario y tampoco estaba planeado, ¿por qué se tomó la decisión de hacerlo? Aquí surgen dos respuestas: una turística y otra política. La primera de ellas tiene que ver con la celebración del Tianguis Turístico Internacional cuya sede este año estará en la ciudad de Puebla.

La otra tiene que ver con otro evento, no menos importante, que también se celebrará en Puebla este año: las elecciones para presidente municipal. Alguien pensó que el teleférico cautivaría no sólo a los turistas sino a los propios poblanos, que estarían agradecidos con el excelso constructor de la obra, y que si ese “constructor” decidiera postularse a “algún cargo de elección popular”, los ciudadanos sabrían corresponder tal magna obra con votos. Lo que no pensaron es que tal proyecto les pudiera resultar contraproducente. Todo les salió al revés.

Recapitulando: una obra innecesaria, no planeada, que afecta al patrimonio histórico de Puebla, no puede ser bien vista por los poblanos. Y si a eso le agregamos que el gobierno no contó con los permisos necesarios (por parte del INAH y la SEMARNAT) para hacerla, en lugar de proyecto, ésta adquiere matices de capricho político. Lo mismo que cuando se DEFORESTÓ el cerro y desmanteló la estructura original del Fuerte de Guadalupe.

¿Era necesario dar una nueva imagen a la zona de Los Fuertes? Sí, pero sin dañar la estructura original (como finalmente se hizo). ¿Era (es) bueno contar con un teleférico? Sí, pero sin afectar edificios históricos (como finalmente sucedió), y sobre todo CONSULTANDO CON ANTICIPACIÓN LA OPINIÓN CIUDADANA, NO IMPONIENDO OBRAS DE “RELUMBRÓN”.

Hay que castigar a los regidores y síndico integrantes del cabildo municipal. Si alguno de ellos pretende POSTULARSE para algún puesto político, hay que votar en su contra, para que aprendan ha OBEDECER los mandatos del ciudadano poblano. Hay que pedir la destitución del presidente municipal.


******** Cortesía del Colectivo Universitario Estudiantil de la BUAP/2013.

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