domingo, 27 de febrero de 2011

LA PROBLEMÁTICA DEL POSGRADO EN MÉXICO

Jesús Víctor García Reyes* / DIARIO EL MUNDO

     Una de las tantas dificultades que presenta nuestra educación superior en México es la cuestión de los estudios de posgrado.

     Desde la década de los años 70, nuestras universidades iniciaron una dinámica aventura al incursionar de manera interesante en el diseño y puesta en práctica de los estudios que se realizan después de haber concluido una licenciatura.

     La idea central del posgrado en México (léase maestrías y doctorados) era y creo es, profundizar en estudios específicos que resolvieran problemas (o por lo menos intentaran alternativas de solución) claves que trababan las diversas dinámicas del llamado “Desarrollo Nacional”.

     Las universidades de la capital de la República, UNAM, UAM, IPN, y otros institutos y colegios de posgraduados, se dieron a la tarea de promocionar principalmente una gama enorme de maestrías, muchas de ellas de bajísima calidad. La moda de los posgrados se incrementó en la década de los años 80 y 90 del siglo anterior. La evaluación general de toda esa experiencia puede medirse por el número de publicaciones, libros, revistas de divulgación, congresos, conferencias, diplomados y cursos de toda índole y de diverso nivel de profundización.

     Tenemos cerca de 40 años administrando los estudios de posgrado en México, esto nos lleva a preguntarnos ¿Qué tanto hemos avanzado en investigación científica propia?, ¿los miles de millones de pesos invertidos se han visto reflejados en la formación de recursos humanos de excelencia dedicados a la docencia de alto nivel?, nuestras universidades de provincia ¿que tanto han aprovechado de ello?. Lo cierto es que en materia de investigadores continuamos teniendo un alto DEFICIT; un investigador por cada DIEZ MIL CIUDADANOS, cuando en Brasil es uno por cada tres mil y en chile uno por cada dos mil. Los EEUU – cuento aparte – tienen un investigador por cada mil habitantes, y su variedad de especialización compite en grado igual que ALEMANIA y JAPÓN.

     En México tenemos desde hace muchos años al CONACYT. Sus diferentes delegaciones en los estados muy poco han motivado a los jóvenes universitarios recién egresados de los múltiples posgrados que su padrón anuncia como “necesarios” y año con año muchos de sus recursos económicos quedan sin ejercer. Las delegaciones funcionan con mucha burocracia y lentitud.

     Los FONDOS MIXTOS en cada entidad federativa se los llevan las universidades estatales. Las universidades privadas, más interesadas en obtener ganancias que profesionales de excelencia, (excepto alguna por ahí), ni siquiera reestructuran sus posgrados con la rapidez que la vida nacional o regional lo demanda. Nuestras universidades en lugar de ser el “núcleo estratégico” para generar DESARROLLO INTEGRAL (económico y social), van a la zaga recogiendo los destrozos que una insuficiente profesionalización de la investigación, que muchas de ellas ni siquiera entienden como se debe realizar.

     Antes de proponerse hacer investigación, hay que REESTRUCTURAR LOS POSGRADOS. Contratar catedráticos de alto rendimiento con TIEMPOS COMPLETOS (por lo menos 2 por cada maestría que se implemente), tener una plantilla propia de profesores de medio tiempo y SUPRIMIR los profesores de asignatura (que no se comprometen con nada, porque no les pagan nada).

     Si queremos posgrados de CALIDAD, con cuerpos académicos consolidados o en consolidación hay que invertir en la PLANTA LABORAL en serio. Si no se está dispuesto a ello, mejor sigamos jugando a la “escuelita”. La publicaciones (revistas de divulgación vienen después de que se haya hecho investigación). El diseño de nuevos posgrados, la actualización de los vigentes, la creación de los INSTITUTOS DE INVESTIGACIÓN (aunque sean pequeños y modestos), la profesionalización de la docencia para el posgrado (maestrías, doctorados y posdoctorados con intercambio internacional), viene a “madurar” las ilusiones de muchas de nuestras instituciones universitarias que apenas intentan repuntar en este rublo.

     El 85% de los presupuestos destinados por el CONACYT en el 2010, fueron ejercidos por instituciones que se asientan en el Distrito Federal. El otro 15 % (más-menos) por las restantes 30 universidades de provincia y una que otra universidad privada (Iberoamericana, ITESM, UDLAP) y varios institutos regionales. La CENTRALIZACIÓN de recursos también es muy terrible en este segmento de análisis. ¿Qué estamos haciendo para CAMBIAR esta situación?.

     Hay que crear los INSTITUTOS DE INVESTIGACIÓN REGIONALES que sinteticen los dispersos posgrados de cada institución. No tiene sentido JUGAR a que hacemos investigación, hay que comprometernos en concreto y empezar por el PRINCIPIO: contratar nuestras plantillas de catedráticos de alto nivel académico y pagarles lo justo. ¿Usted que opina, estimado lector de DIARIO EL MUNDO?.

*** Licenciado en Ciencias Políticas (UNAM). Maestría en Gobierno (BUAP), Dr. en Administración Pública (INAP), Diplomado en Administración Municipal (ITESM). Miembro del Colegio Nacional de Administración Pública, A. C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario