viernes, 1 de junio de 2012

¿Y si el rector no quiere ser el universitario 132?

JAVIER GONZÁLEZ - LUNES, MAYO 21, 2012, LA JORNADA (VERACRUZ).
La presencia de los jóvenes como punteros de lucha social y en especial como generadora de cambios ante los poderes mediáticos como Televisa y otros tantos –que inciden todavía sobre una amplia población en México– ha orientado a otras decisiones en los nichos del pensamiento intelectual, científico y humanístico en México. Esta presencia hoy ha puesto a temblar a los más soberbios.

Poco o mucho puede importar quién o quiénes incentivaron inicialmente este boom universitario, aunque sí vital y crucial será quién o quiénes se pronuncian en contra o al margen de este sector de la sociedad. Más lastimoso será si los que actualmente ocupan puestos importantes en escenarios académicos y científicos y, sobre todo políticos, llegasen a denostar o, peor aun, golpeen con el flagelo de la indiferencia absoluta a esta causa. Un precio caro se cobrará hoy por el denuesto a un movimiento que crece ambiciosamente y con deseos de crear rupturas sistémicas y de raíz.

Las universidades particulares como el Tec de Monterrey (bajo su labor como promotora del encuentro con los candidatos presidenciales) y la Ibero –esta última como iniciadora del Movimiento 132, un tema que despertó a la sociedad– y las públicas, constantes en la difusión de los problemas sociales, como la UNAM, el ITAM, la UAM, entre muchas otras en la República Mexicana –que se han asimilado para crear el nuevo despertar de los jóvenes frente a sistemas de poder como las dos televisoras Televisa y Tv Azteca y ante el hartazgo social que priva en nuestro país por el clima de violencia– reclaman que otras agrupaciones y universidades hagan lo mismo, que se asimilen, virtual o directa, social o institucionalmente bajo el liderazgo moral de sus académicos, directores y rectores como signo de coherencia humanista.

Y ante esta solicitud intelectual y universitaria, ¿permanece la Universidad Veracruzana ajena a este clamor social; indolente acaso?, ¿o sus integrantes son mudos testigos de vejaciones, arbitrariedades y atropellos por el uso desmedido de poder y del verticalismo académico, científico y político que se vive actualmente como una nueva representación de la barbarie social? ¿Cuál será entonces el pronunciamiento que hará público el rector Raúl Arias Lovillo en sus actos, foros y escaparates académicos para ubicar a la UV como garante de la democracia, promotora de valores universitarios, impulsora de transformaciones intelectuales y como representante de ciudadanos comprometidos con la ciencia frente a las problemáticas de la sociedad que hoy demanda nuestra realidad geopolítica?

¿Cuán difícil será para el rector hacer patente estas convicciones universitarias y anteponerlas frente a hechos que han cuestionado nacionalmente su carácter autónomo? La explotación a cielo abierto por parte del buitre canadiense Goldgroup y las contradicciones sobre actores, participantes y corresponsables en este ecocidio, la distancia sobre los temas de infraestructura que hoy se reflejan en algunas áreas académicas, el exorbitante gasto de salarios al equipo de los Halcones de la UV –un gasto preferencial sobre otros prioritarios como el estímulo y becas científicas suficientes o el apoyo de instrumentos y materiales para su desarrollo– y últimamente la indiferencia social y a su vez la falta de sensibilidad para entablar –de entre otros temas universitarios urgentes– un diálogo eficaz e incluyente sobre el establecimiento de un comedor sustentable y autónomo en apoyo a estudiantes de Humanidades de bajos recursos, que pretende ser desbaratado por intereses económicos empresariales, resultan ser ahora los temas que ponen en duda la intención tácita de un rector que pregona la necesidad de encaminar a la UV en la excelencia universitaria y ubicarla como impulsora de transformaciones científicas e intelectuales en favor del desarrollo social y cultural en México.
Posiblemente el rector de la UV no desee responder estas inquietudes, tal vez no son importantes ni pertinentes para la presentación pública de sus verdaderos deseos como veracruzano o como universitario, o tal vez mis formulaciones no tienen cabida en sus proyectos institucionales porque el rector ya definió anticipadamente la exclusión de su universidad a este renacimiento estudiantil y juvenil nacional.

No obstante, si llego a equivocarme es porque el rector se encuentra en estos momentos trabajando, innovando, consultando, gestionando, evaluando, reconociendo, reflexionando y transformando la calidad educativa de la UV y si acaso existiera esa posibilidad, hoy probablemente esté conversando ya con los rectores de aquellas universidades que se definieron también en el Movimiento 132 para ser parte de la construcción del nuevo rumbo político y social de nuestro país.

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