jueves, 1 de mayo de 2014

EL SOCIÓLOGO IRLANDES J. HOLLOWAY

“Necesitamos una perspectiva de cambio radical, revolucionaria, para romper el dominio del dinero y la dinámica actual de marginación, pobreza y miseria social”


*El sociólogo del marxismo autónomo estará en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP el 30 de Abril para impartir seminario de Doctorado---------------

Abril/ 2014.- En un mundo lleno de desilusiones y revoluciones rotas, sumergido en una crisis interna colosal en la que a veces parecieran no vislumbrarse salidas y en las que resultan insuficientes las certidumbres e ideologías del pasado, el sociólogo y filósofo marxista John Holloway, hace una pausa en el camino para repensar el papel de la esperanza en estos tiempos y a partir de ahí, imaginar otro mundo posible.

El reconocido investigador irlandés busca compartir en su visita a la Universidad de Puebla como parte de los seminarios de Doctorado que imparte el posgrado en Sociología Política y del Desarrollo (anticapitalista).

En entrevista, el autor de Agrietar el capitalismo y Cambiar el mundo sin tomar el poder, deja entrever algunos de los ejes de su pensamiento y nos comparte lo que gira alrededor de la esperanza, un concepto necesario para retomar un camino diferente, en medio de un entorno oscuro, caracterizado por enaltecer la dinámica del dinero, una profunda depresión y la desilusión del futuro.

– ¿Qué es la esperanza?, ¿cómo podemos pensar la esperanza?

– ¿Qué es la esperanza?, ¿cómo podemos pensar la esperanza?

–Entiendo por esperanza la perspectiva de un mundo radicalmente diferente, ante todo lo que está pasando, ante la violencia, el desempleo, la destrucción de la naturaleza. Necesitamos una perspectiva de un cambio radical, una perspectiva revolucionaria de poder romper el dominio del dinero, la perspectiva de poder romper con la dinámica actual y siento que sí no tenemos esa perspectiva, esa esperanza, la sociedad y el mundo se va encogiendo, el pensamiento también se va encogiendo y el mundo se vuelve un cuarto sin ventanas, un cuarto sin puertas, un lugar feo.

Siento que en los últimos años, generalizando mucho porque hay brotes de esperanzas por todos lados y movimientos como el movimiento zapatista y todos los movimientos de revuelta y protesta en todo el mundo, que ya no tenemos la misma seguridad, tal vez, ya no tenemos la misma confianza de que realmente vamos a poder crear otro mundo, comparado con la situación hace 50 o 60 años”.

– ¿El capitalismo ha ganado todas las batallas o todavía hay horizontes dónde luchar?

–El capital no ha ganado todas las batallas para nada. Ha ganado muchas batallas pero todavía está en 
crisis, no ha logrado crear una base estable para sí mismo, por eso el aumento constante del autoritarismo estatal, por eso también la volatilidad financiera en todo el mundo. La supervivencia actual del capitalismo está basada realmente en una gran ficción, en la expansión enorme del crédito y la deuda que significa una inestabilidad muy fuerte en el capitalismo actual.
Por eso es urgente que vayamos resistiendo, que vayamos abriendo otras posibilidades en todas las formas que podamos”.


– ¿La esperanza podría enfrentarse a este tipo de procesos en el mundo?

–Yo creo que sí, supongo que tal vez quiero decir por esperanza, por esa conexión o esa línea de continuidad entre la experiencia personal y la perspectiva social. Yo creo que vivir en una sociedad donde parece que no existe la posibilidad de un cambio radical, nos va deprimiendo como personas.
Esa falta de perspectivas, esa falta de horizonte, seguro está conectada con el auge de la incidencia del suicidio en México y en todo el mundo, con el auge del uso de drogas y la búsqueda de otras formas de compensación”.

– En esas circunstancias ¿Todavía queda la posibilidad de soñar? ¿Los jóvenes le pueden apostar a soñar y construir nuevas utopías?

–Sí, soñar, lo hacemos todo el tiempo. Es cuestión de tomar en serio nuestros sueños e ir creando espacios donde podemos realizar actividades con una lógica que rompa con la dinámica del capital. Abrir espacios donde no nos subordinemos a la lógica del dinero.

La gente lo está haciendo todo el tiempo. A veces de forma espectacular sí uno piensa en los zapatistas en Chiapas, o en los grandes movimientos de los últimos años, pero también muchas veces de forma muy modesta, como la gente que se junta con amigos y dice: no, nosotros vamos a hacer otra cosa, vamos a pensar a partir de lo que podría ser la vida en esta tierra y no a partir de las fuerzas que dominan actualmente”.

– ¿Cómo vislumbra el panorama actual en nuestro país? ¿Cuál podría ser la radiografía de la esperanza?

–El panorama actual en México tiene dos caras. Por un lado es un panorama de depresión total, de desintegración social, de violencia creciente, de políticos corruptos, realmente hay un panorama de desesperación.

Por un lado es tal vez, no se sí la sociedad más deprimente del mundo, pero al mismo tiempo, existe el otro lado también, que apunta en otro sentido totalmente, que es la experiencia zapatista, la escuelita zapatista y la atención que ha suscitado, todos los movimientos que existen en cada rincón del país, un planteamiento constante de la necesidad de rompe con la destrucción actual. Al mismo tiempo que es como un centro de depresión, también es un centro de esperanza”.

– En las elecciones pasadas, el movimiento #YoSoy132 generó una ola de esperanzas pero pareciera que esas esperanzas se diluyeron cuando Enrique Peña Nieto llegó al poder. ¿Qué pasa con la esperanza en este contexto? ¿Qué papel juega una desilusión así, en esta generación?

–Yo creo que hay que pensar en la esperanza como un movimiento discontinuo, que no necesariamente tiene continuidad, que brota y desaparece, brota otra vez y ahí está, todo el tiempo, como fuerza latente que se manifiesta de repente cuando uno no lo espera, como en el caso del movimiento #YoSoy132.
Realmente está coexistencia de lo horrible y maravilloso en México significa que es un país, un lugar muy impredecible, no es cuestión de predecir un estallido de la esperanza, pero sí de verlo como una posibilidad constante”.

– ¿Se vale soñar con un mundo mejor?

–Todos tenemos esperanzas. Es cuestión de tomar nuestras propias esperanzas enserio, colectivizarlas y pensar cómo se pueden realizar, cómo podemos vincular nuestras esperanzas con las esperanzas de otros. Las universidades son un punto importante de poder, por qué desde ahí se difunden las ideas; estos seminarios buscan aclarar panoramas, pero fundamentalmente, influír para TRANSFORMAR nuestras mentalidades conservadoras y tradicionalistas. Ese es el propósito de “sonar” con un mundo mejor, libre de caciques, prestamistas, represores, autoritarios y marginados.

*Cortesía de la RED UNIVERSITARIA para su publicación en el portal del CECDMO.

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