sábado, 27 de agosto de 2011

LA PROBLEMÁTICA DEL POSGRADO EN MÉXICO

Jesús Víctor García Reyes* / CECDMO**
Una de las tantas dificultades que presenta nuestra educación superior en México es la cuestión de los estudios de posgrado.

Desde la década de los años 70, nuestras universidades iniciaron una dinámica aventura al incursionar de manera interesante en el diseño y puesta en práctica de los estudios que se realizan después de haber concluido una licenciatura.

La idea central del posgrado en México (léase maestría, doctorados, posdoctorados, investigación aplicada) era y creo es, profundizar en estudios específicos que resolvieran problemas (o por lo menos intentaran alternativas de solución) a temas que traban las diversas dinámicas del llamado “Desarrollo
Nacional”.

Las universidades de la capital de la República, UNAM, UAM, IPN, CIDE, ITAM, y otros institutos y colegios de posgraduados, se dieron a la tarea de promocionar una gama enorme de maestrías. La moda de los posgrados se incrementó en la década de los años 80 y 90 del siglo anterior. La evaluación general de toda esa experiencia puede medirse por el número de publicaciones, libros, revistas de divulgación, congresos, conferencias, diplomados y cursos de toda índole y de diverso nivel de profundización y compromiso.

Tenemos cerca de 40 años de experiencia con los estudios de posgrado en México, esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué tanto hemos avanzado en investigación científica propia?, ¿los miles de millones de pesos invertidos se han visto reflejados en la formación de recursos humanos de excelencia dedicados a la docencia de alto nivel?, nuestras universidades de provincia ¿que tanto han aprovechado de ello?. Lo cierto es que en materia de investigadores continuamos teniendo un alto DEFICIT; un investigador por cada DIEZ MIL CIUDADANOS, cuando en Brasil es uno por cada tres mil y en chile uno por cada dos mil. Los
EEUU – cuento aparte – tienen un investigador por cada mil habitantes, y su variedad de especialización compite en grado igual que ALEMANIA y JAPÓN.

En México tenemos desde hace muchos años al CONACYT. Sus diferentes delegaciones en los estados muy poco han motivado a los jóvenes universitarios recién egresados de los múltiples posgrados que su padrón anuncia como de ”excelencia” y año con año muchos de sus recursos económicos quedan
sin ejercer ¿a dónde se va ese dinero?. Las delegaciones en los estados del CONACYT funcionan con mucha burocracia y lentitud y NO están apoyando el desarrollo de la ciencia y la tecnología en México.

Los FONDOS MIXTOS que se ejercen en los Consejos Estatales de Ciencia y Tecnología en cada entidad federativa (Veracruz, por ejemplo) se los llevan las universidades estatales. Las universidades privadas, más interesadas en obtener ganancias que profesionales de excelencia, (excepto 2 o 3 por ahí), ni
siquiera reestructuran sus posgrados con la rapidez que la vida nacional, regional o municipal lo demanda. Nuestras universidades en lugar de ser el “núcleo estratégico” para generar DESARROLLO INTEGRAL (económico y social), van a la zaga recogiendo las miserias de una insuficiente profesionalización de la
investigación; muchas de ellas ni siquiera entienden como se debe realizar.

Antes de proponerse hacer investigación, hay que REESTRUCTURAR LOS POSGRADOS. Contratar catedráticos de alto rendimiento con TIEMPOS COMPLETOS (por lo menos 2 por cada maestría que se implemente), tener una plantilla propia de profesores de medio tiempo y SUPRIMIR los profesores de asignatura (que no se comprometen con nada, porque no se les paga casi nada). Si queremos posgrados de CALIDAD, con cuerpos académicos consolidados o en consolidación hay que invertir en la PLANTA LABORAL en serio (es el núcleo).

Si no se está dispuesto a ello, mejor sigamos jugando a la “escuelita”, pero eso hay que decírselo a los estudiantes para NO promover falsas ilusiones de EXITO, porque no lo tendrán. Por otra parte, las publicaciones (revistas de divulgación científica vienen después de que se haya hecho, producido investigación original).

El diseño de nuevos posgrados, la actualización de los vigentes, la creación de los INSTITUTOS DE INVESTIGACIÓN REGIONALES (aunque sean pequeños y modestos), la profesionalización de la docencia orientada al posgrado (maestrías, doctorados y posdoctorados con intercambio internacional), viene a “madurar” las intenciones de muchas de nuestras UNIVERSIDADES que buscan repuntar en
este rublo en la región, a 35 años de la creación del CONACYT y de los Consejos Estatales para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología.

El 85% de los presupuestos destinados por el CONACYT en el 2010, fueron ejercidos por instituciones que se asientan en el Distrito Federal. El otro 15 % (más-menos) por las restantes 30 universidades estatales de provincia y una que otra universidad privada (Iberoamericana, ITESM, UDLAP) y varios institutos
tecnológicos regionales. La CENTRALIZACIÓN de recursos también es muy terrible en este segmento de análisis. ¿Qué estamos haciendo para CAMBIAR esta injusta situación en nuestra educación de posgraduados?.

Hay que crear los INSTITUTOS DE INVESTIGACIÓN REGIONALES adjuntos a nuestras UNIVERSIDADES (públicas o privadas), mismos que sinteticen el saber de los diversos ¿dispersos? posgrados de cada institución. No tiene ningún sentido JUGAR a que hacemos investigación si no producimos LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN concretas, libros, revistas de divulgación original, CONGRESOS y seminarios especializados; a su vez, si no somos capaces de APRENDER a
resolver en EQUIPO MULTIDISCIPLINARIO los asuntos que demandan nuestros MUNICIPIOS, REGIONES E INSTITUCIONES, para eso DEBE SER la educación del posgraduado. Hay que comprometernos en concreto y empezar por el PRINCIPIO: las UNIVERSIDADES deberán contratar plantillas de catedráticos de alto nivel académico y pagarles lo JUSTO, promoverlos, intercambiarlos,
apoyarlos con sus viáticos, equipos de trabajo, libros, suscripciones a medios impresos; todo ello, más pronto que tarde, retornará en PRESTIGIO ACADÉMICO a las UNIVERSIDADES que lo hagan. Mayores ingresos y un COMPROMISO con la comunidad a la cual deben su razón de ser. ¿Que opina de todo ello, amable lector?, hágamelo saber por medio del buzón universitario.

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* Licenciado en Ciencias Políticas (UNAM). Maestría en Gobierno y Administración (BUAP), Dr. en Administración Pública (INAP), Diplomado en Administración Municipal (ITESM). Miembro del Colegio Nacional de Administración Pública, A. C. Coordinador del Centro de Estudios Ciudadanos y del Desarrollo Municipal de Orizaba. (CECDMO).** Catedrático e Investigador. CORREO jesusgar57@hotmail.com

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***Artículo publicado en la Revista “UniverCiencia” Noviembre del 2009. Revista de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Estatal de Oriente. Puebla, Puebla, México.

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