miércoles, 4 de enero de 2012

CRÍTICA Y ALTERNATIVAS AL “TRADICIONALISMO” DE LOS PROFESORES DE POSGRADO


Sinopsis:


Presentamos a nuestros compañeros profesores y estudiantes de posgrado un interesante artículo que incide directamente sobre la problemática de nuestro tiempo en materia de educación de posgrado e investigación. ¿Cambiar de actitudes o cambiar de mentalidades?, parece ser la dicotomía de nuestro tiempo. El punto, pensamos es transformar nuestros entornos institucionales universitarios, muy costumbristas y autoritarios; empobrecidos, a su vez, por el mercantilismo en que han caído nuestras profesiones liberales. Muchas de nuestras universidades sustentan, todavía, su esquema de enseñanza, en métodos positivistas de finales del siglo XIX y no en enfoques constructivistas, racionales y creativos. El artículo nos invita a reflexionar y comprometernos MUCHO MÁS en el sentido de transformar nuestros caducos procesos educativos de posgrado, sus contenidos y objetivos en materia de enseñanza - aprendizaje, en la idea de hacerlos críticos, propositivos, científicos y humanistas, principalmente en las universidades mexicanas de provincia.

Esperamos sea de su interés.


Dr. Jesús Víctor García Reyes (CECDMO)*
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INTRODUCCIÓN

El proceso universitario y de posgrado en México, se ha visto afectado por lo tradicional, lo memorístico y lo rutinario en lo intelectual; posiblemente por que en los estudiantes no se fomenta una educación activa y participativa, sino repetitiva, es decir se incentiva a que el alumno obtenga un conocimiento a ciegas, lo cual va en detrimento del proceso que debiese ser cien por cien cambiante, para lograr un alto nivel académico como lo demanda el siglo XXI.


Observamos que uno de los mayores problemas (Álvarez, 2002), que se presentan en las universidades mexicanas (públicas y privadas), es la elevada prevalencia de maestros que “lo saben todo”, maestros “dictadores de clases”, maestros “todologos” que asumen posiciones dogmáticas, costumbristas y poco racionales, dificultando con ello la TRANSFORMACIÓN de la calidad educativa. En definitiva, influye la educación tradicionalista (costumbrista y positivista) de manera negativa en los procesos de enseñanza – aprendizaje universitario contemporáneo.


Las investigaciones recientes (Alcántara,2008) realizadas sobre el quehacer del docente de posgrado, señalan para que su desempeño sea integral, debe disminuir su función de ser solo informador repetitivo (de cosas que a veces no tienen sentido académico ni practico) y articular y complementar su materia, con acciones relacionadas con su labor CREATIVA como: renovación metodológica de su proceso de enseñanza, didáctica del saber relacionada con su entorno social, trabajo sistemático y de profundidad con las municipalidades cercanas a la universidad y, permanente capacitación en materia de investigación real; todo lo cual permite crear un contacto estrecho alumno – profesor con la REALIDAD inmediata del contexto. Hay que contextualizar los estudios de posgrado (el contexto es muy importante en este nivel de estudios); de nada sirven si no tienen puntos de referencia social con su regionalización. Hay que actualizar anualmente los programas de estudio, capacitar mensualmente en investigación y docencia a los profesores de cada una de las áreas temáticas del plan de estudio. También se recomienda (Sánchez, 2008), no estar cambiando a los catedráticos de una materia a otra, eso no ayuda a profesionalizar las plantillas de los estudios de posgrado; tal situación solo genera desorden académico y disminuye la calidad de la enseñanza en este segmento de la educación de posgrado. Tener plantilla reducida de profesores de tiempo completo y alto nivel de estudios (doctorados) en el posgrado, es una prioridad que no se debe pasar por alto si se quiere alcanzar calidad académica verdadera.



PRIMER ANÁLISIS:

La educación tradicionalista ha sido y es, represiva y coercitiva en la parte ética, memorística en lo intelectual, discriminatoria y elitista en el plano social, conformista en lo cívico; produciendo un estudiante “pasivo” en lo conductual, no creativo y sin iniciativa (muchas veces ingenuo). . Las característica de una “nueva educación de posgrado”, como resultado de la puesta en práctica de ideas innovadoras, flexibles y realizables pueden ser:




1. Una educación activa donde el estudiante sea el centro del proceso. Al estudiante de posgrado hay que inducirlo permanentemente a la lectura de textos actualizados y clásicos, artículos científicos, revistas especializadas, conferencias, congresos, hacer que elabore ensayos temáticos, que realice propuestas programáticas sobre problemas reales de su municipalidad, región o entidad. El estudiante debe ser el “centro del proceso de conocimiento”, no el profesor. El profesor de posgrado debe orientar los “contenidos”, revisar los argumentos (económicos, jurídicos, administrativos, sociales, políticos, académicos, etc.), y sobre todo trabajar con ideas, conceptos, visualizaciones globales, modelos de aprendizaje activos (dibujar, redactar, leer, debatir en público y en lo privado). ¿Cómo cambiar actitudes tradicionalistas en los estudiantes de posgrado, si los profesores no cambian su método de enseñanza costumbrista?. ¿Cómo producir proyectos de investigación de calidad, si los profesores no somos capaces de redactar un artículo de divulgación científica para una revista especializada en su área profesional siquiera cada año?. La congruencia en este aspecto deberá ser reciproca. Esto es lo que se debe cuidar para elevar la calidad de la enseñanza en el posgrado y poner al estudiante como “centro del proceso de conocimiento integral”, tal como lo demandan las exigencias del siglo XXI a nivel universal.



2. Una educación fomentadora de creatividad, donde el estudiante de manera sólida sea capaz de debatir, argumentar racional y democráticamente sus temas en estudio. Para ello se debe partir del saber previo del estudiante y negociar lo que el docente considera conveniente enseñar, teniendo presente los intereses de los estudiantes, permitiendo de esta manera que se respeten las ideas de los alumnos y de los profesores, y que a través del intercambio o acción comunicativa se argumente y se construya nuevo conocimiento.

Este nuevo accionar a la vez que permite respetar las diferencias de opiniones, viviéndose la democracia en el aula, resulta mucho más productivo que la simple transmisión de contenidos, o lo que es lo mismo: frena el afán tradicional de “dictar” (dictador) clases, de transmitir los mismos contenidos copiados de los textos y del internet (cual costumbre socorrida hoy en día), siendo los temas seleccionados por el profesor, expuestos por el profesor y calificados por el profesor, quien es “el que sabe” y es quien decide sobre las estrategias más afortunadas para cumplir los objetivos que él mismo a diseñado. Este proceder tradicional suele amparar la débil formación en pedagogía y en didáctica que tenemos los profesores de posgrado. Esto hay que empezar por cambiarlo. Los estudiantes también están llenos de experiencias y conocimientos,
solo hay que encausarlos. La universidad no debe ser una limitante, deberá ser libertadora de ideas, proyectos, realizaciones y soluciones a problemáticas específicas (Esquivel, 2002).



3. Una educación crítica, en la que el alumno exponga, con fundamento sus puntos de vista. Una educación más que competitiva (individualizada) deberá ser muy colaborativa, de equipo, integral, de formación permanente y de estructura abierta y desescolarizada, que propicie cambios cualitativos duraderos en el proceso de enseñanza- aprendizaje y para siempre.



4. El uso de técnicas docentes diversas (películas, videos, conferencias, debates, lecturas) que causen impacto por la motivación que generen para reflexionar, interpretar ideas existentes previamente o recién adquiridas, cambiando o completando la formación del posgraduado, desarrollando un sentido analítico y autocrítico en cada persona que participa.



5. Modificar el sistema de evaluación (notas, exámenes y calificaciones), por un sistema evaluativo globalizado. Un verdadero programa que incluya evaluación durante todo el proceso de enseñanza (actitudes, iniciativas, aportación a las clases, calidad en investigaciones entregadas en tiempo y forma, evaluaciones sustentadas en hechos reales y no en subjetividades personales, amistades, compromisos u otro elemento no medible académicamente, etc.).


SEGUNDO ANÁLISIS: En lo expuesto, observamos como el proceso enseñanza – aprendizaje se desplaza de la lección del libro de texto al dialogo, del pizarrón al seminario, de la diapositiva estática al taller dinámico que construye teoría y practica concreta; a la participación activa, abierta y libre del estudiante del posgrado. Esto es muy importante, ya que el alumno no sólo aprende del profesor sino también de sus compañeros, familia, entorno social, medios de información, de su comunidad, municipalidad, región, país y del mundo. Este es el nuevo sistema interactivo que se busca aplicar en los estudios de posgrado contemporáneos (Reynaga, 2002); que intenta un contacto más estrecho del profesor con los alumnos, en el marco amplio tanto interno como externo institucional. Hay que darle a la educación de posgrado una estructura flexible en vez de rígida, completamente científica (que pruebe y compruebe hechos y datos), abierta a la sociedad, a la comunidad, a sus problemas locales tanto sociales como políticos o culturales. Hoy día los jóvenes aprenden mucho más, y más vívidamente de sus compañeros y de los medios de comunicación de masas, y eso deben tenerlo presentes y utilizarlo las instituciones universitarias y los profesores de posgrado sobre todo. Las innovaciones que se proponen llevan un re - planteamiento en los posgrados, con miras a reducir el impacto de los paradigmas tradicionales. A continuación algunas sugerencias: 1,. Se requiere nueva didáctica, que consistirá en impartir teoría, pero complementada con el trabajo de campo, la investigación real (no simulada). Esto evitará que el estudiante termine sus estudios desconociendo esa parte metodológica fundamental para adquirir conocimiento nuevo, para desarrollar y aplicar el conocimiento sustentado.


2.- Fomentar la investigación en el ámbito de TODOS los semestres, de TODOS los programas académicos (desde el primer semestre hay que impartir metodologías, con profesores experimentados, investigadores que publiquen, critiquen, que sean evaluados por sus pares de otras universidades), de esta forma se acabaría el predominio de la clase de salón (ordinaria y
rutinaria), y se contribuiría a formar estudiantes más críticos y creadores con un nuevo concepto en su especialidad..


3.- De carácter obligatorio, los docentes durante cada año lectivo deberán realizar un número mínimo de cursos de capacitación pedagógica y profesional (se recomienda uno por mes, de 8 horas intensivas efectivas), con el objeto de mantenerse actualizado en lo concerniente a su área especifica del conocimiento y las técnicas didácticas más adecuadas para sus clases.


4.- La organización de la educación de posgrado, debe estar en manos de personas idóneas con perfil pedagógico y didáctico adecuado (directores de programas educativos).Se recomienda que no quede en manos de personal que no este directamente vinculado con los estudios y la investigación de posgrado.


5.- Trabajar en la universidad de provincia con criterios científicos y muy realistas, con la cual el estudiante de posgrado tendrá una formación de razonamiento reflexivo y propositivo ante la problemática estatal, regional, municipal y comunitaria.


6.- Generar vinculaciones de servicio a la comunidad (servicio social, asesoría jurídica, revistas de divulgación de proyectos realizados, asesoría educativa, psicológico social, laboral, familiar, penitenciaría) con el fin de proyectar a la universidad y buscar la generación de recursos destinados a la atención de tareas docentes y de investigación social aplicada (proyectos de largo alcance, formación de equipos de investigadores, publicaciones arbitradas, etc.).


7.- La enseñanza práctica debe estar fundamentada y organizada en equipos y tecnologías modernas, bibliotecas actualizadas (con diversidad de revistas para hacer investigación aplicada, suscripciones, videos), no solo de libros de texto caducos y obsoletos; construir ficheros electrónicos, etc..

8.- Crear un área de pedagogía universitaria con el fin de que los profesores se familiaricen con las técnicas modernas para elaboración de currículos, evaluaciones y métodos de enseñanza – aprendizaje. basados en un ejercicio democrático de participación integral. Tener una editorial universitaria es una exigencia académica en el mundo contemporáneo.


9.- Ofrecer una gama amplia de posgrados a costo moderado con el fin de que los estudiantes puedan satisfacer sus necesidades académicas específicas de manera permanente (educación continúa de posgrado, adquirir revistas de investigación, participar en congresos, viajes, etc.).


10.- La universidad además de impartir el nivel de maestría, debe diseñar y tener sus propios programas de doctorado como puntos terminales de todo un ciclo formativo; debe promover el intercambio internacional, favoreciendo a docentes y alumnos y comprometiéndose con el diseño y consolidación de 3 ó 4 líneas de investigación municipal, regional y estatal. Sin investigación los posgrados son educación sin sentido. ¿Para qué realizar estudios de posgrado sin vinculación con la realidad inmediata?.


11.- Descentralizar la Universidad a nivel interno; el posgrado merece un espacio aparte pero también una vinculación real con las licenciaturas. En las provincias urge actualizar cada año los posgrados que requieran las necesidades propias de cada región. La formación de un Instituto de Investigación Económico Social puede ser un detonador claro de consolidación del posgrado de alta calidad y excelencia académica. Las publicaciones (libros, revistas de divulgación de investigaciones realizadas) serán sus indicadores objetivos de eficiencia y eficacia CONCLUSIÓN: Concluyo precisando que las tendencias pedagógicas tradicionales al perpetuarse, dificultan las innovaciones de distinta índole y la apertura a nuevas alternativas, como las arriba enunciadas.

Nuestro reto es por tanto que el sistema educativo siga avanzando en la búsqueda de modelos pedagógicos eficaces y eficientes, que lleven hacia una educación que no sea de “ojos cerrados ni de oídos sordos”, unidireccional e impositiva. Todo ello permite que la práctica educativa se convierta en praxis pedagógica INNOVADORA, no memorística, verbalista o alejada de la realidad económico – social – político vigente, que pueda encarar las demandas educativas del nuevo milenio (neoliberal, transnacional, monopólico, violento, de gran escases y desempleo, con mucha migración, marginación y pobreza extrema, etc.). Por tanto hay que tener en cuenta: A.- La sistematización del trabajo en equipo de los profesores investigadores; B.- La vinculación real docencia / investigación aplicada a problemáticas específicas; C.- La formación de equipos inter y multidisciplinarios de profesores / investigadores; D.- El desarrollo de una cultura de la investigación científica en el posgrado; E.- Una alta eficiencia terminal con calidad probada en proyectos de investigación concretos.


FUENTES DE INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN

1.- Álvarez, Germán. La calidad y la Innovación en los Posgrados. En revista ANUIES, Octubre/Diciembre, México, 2002.

2.- Alcántara, Armando. Tendencias Mundiales de la Educación Superior: el papel de los organismos multilaterales. CEIICH/UNAM, México, 2008.

3.- Esquivel, J. Eduardo. La Universidad hoy y mañana. El posgrado latinoamericano. Centro de Estudios sobre la Universidad. UNAM/Plaza y Valdés, México, 2002.

4.- Reynaga, Sonia. Los posgrados: una mirada valorativa. En revista ANUIES, Octubre/Diciembre, México, 2002.

5.- Sánchez, P. Ricardo y Arredondo G. Martiniano. Pensar el Posgrado: la eficiencia terminal en Ciencias Sociales y Humanidades en la UNAM. UNAM, México, 2008.

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*Catedrático e Investigador Universitario. Licenciado en Ciencias Políticas (UNAM). Maestría en Gobierno y Administración (BUAP). Doctor en Administración Pública (INAP/IAPEP). Diplomado en Administración Municipal (ITESM/Veracruz). Diplomado en Metodología de la Investigación Social (UIA – Puebla). Miembro del Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, A. C. Coordinador del Centro de Estudios Ciudadanos y del Desarrollo Municipal de Orizaba (CECDMO). Coordinador del Taller de Investigación para Posgraduados en la Universidad del Valle de Orizaba (UNIVO/2012).

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